Hay tres componentes principales para prevenir las cicatrices patológicas en los meses posteriores al cierre de una herida: prevenir tensiones, la hidratación/oclusión y la compresión.
Las heridas con más tensión son aquellas con los bordes tensos y las de la región deltoidea y preesternal. Para las cicatrices situadas en zonas de tensión, se recomienda aplicar suturas o tiras adhesivas a lo largo de la cicatriz durante los tres meses posteriores a la cicatrización completa. En el caso de los niños se recomienda aplicar láminas finas de hidrocoloides (más adherentes).
Se recomienda el uso de emolientes y mantener la humedad con láminas o geles de silicona. También debe usarse protección solar, con factor de protección 50+ o protección mecánica (ropa, apósitos), hasta que la cicatriz haya madurado, normalmente a lo largo de un año.
La compresión con prendas adaptadas se debe reservar para la fase inicial de las cicatrices extensas, especialmente en los pacientes con quemaduras. Debe ser prescrita por especialistas.
Es aconsejable volver a evaluar a los pacientes entre cuatro y ocho semanas después de la aparición de una herida aguda (traumatismo o cirugía), y en caso de formación de una cicatriz hipertrófica, entre seis semanas y tres meses, para que haya habido tiempo para utilizar dispositivos médicos de compresión y, si estos han resultado insuficientes, se puedan haber inyectado corticoides en la cicatriz.
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